jueves, 10 de abril de 2008

Relaja... tu piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo, con una superficie de entre 1’5 y 2 metros cuadrados. Como tal, y aunque a menudo no somos conscientes de ello, es también el órgano que más sufre todo tipo de agresiones, sobre todo las ambientales: contaminación, humo de tabaco, viento, frío, rayos UVA y UVB…

Su capa más externa, la epidermis, tiene una importantísima función inmunológica, ya que es la encargada de frenar la entrada de microorganismos patógenos en nuestro cuerpo.

El estrés, los nervios y el ritmo de vida frenético, los cambios de ánimo, los estados de baja forma o enfermedad y otros muchos factores son también agentes que actúan sobre la piel, haciendo que ésta se debilite, pierda luminosidad y se muestre apagada y sin vida, y favorecen el envejecimiento cutáneo prematuro. Por eso, vale la pena encontrar unos momentos para darle a nuestra piel una cura de relajación y bienestar, especialmente a la del rostro, que es la más delicada.

Una vez a la semana (por lo menos), utiliza una mascarilla relajante sobre la piel limpia, como Sensai Silk 10 Minutes Relaxing Mask de Kanebo, una maravilla para la piel. Aplícala por todo el rostro (evitando el contorno de los ojos) en una capa gruesa, y dale 10 minutos para que actúe. Inmediatamente después notarás el efecto: la piel se relaja, se rehidrata y recupera su firmeza y su vitalidad, además de quedar fresca y suave. Todos los productos de la firma japonesa Kanebo son fantásticos, y aunque no son baratos, la inversión merece la pena.

Para los ojos, busca un tratamiento específico, como Masque Yeux Relaxant, de Carita, para recuperar la vitalidad de tu mirada. La piel de esta zona es aún más fina y delicada que la del resto del rostro, y es aquí donde antes se notan los signos de cansancio y estrés: basta una noche de sueño inquieto o preocupaciones para despertarse con bolsas u ojeras.

La línea de loto blanco de Kenzoki (relajante) cuenta con productos estupendos, con un aroma exquisito y delicado, y texturas suaves y agradables. La crema desmaquillante es como una caricia de seda para tu piel: utilízala todas las noches con un masaje circular con las puntas de los dedos, y transforma la rutina de desmaquillarte en un momento de placer, mientras tu piel se suaviza y se desestresa.

Convierte tu cuarto de baño en un oasis de relax y bienestar, y cuando puedas, regálate un tratamiento desestresante en un centro de belleza: tu piel te lo agradecerá.


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