miércoles, 2 de julio de 2008

Masaje de pies paso a paso

A menudo, después de un largo día, la parte del cuerpo que más acusa el cansancio son los pies. En cada uno de ellos, más de 26 huesos y miles de terminaciones nerviosas soportan diariamente el peso de nuestro cuerpo y de nuestro ritmo de vida, por eso es importante encontrar un momento para dedicarles un cuidado especial.

Ten en cuenta que el pie es como un panel de control que contiene terminaciones nerviosas de todo el cuerpo, por lo que al tratar la tensión y el cansancio de los pies estaremos realizando un trabajo a nivel global, que afectará a todo el organismo. Hoy aprenderemos cómo realizar un masaje de pies para eliminar las tensiones (ya sea a ti misma o a otra persona).¡Pruébalo y no te arrepentirás!

Con la piel totalmente limpia, y después de exfoliar los pies en la ducha, busca un lugar cómodo donde puedas dedicarles unos minutos. Si se lo haces a otra persona, lo ideal es que esté tumbada boca arriba en una cama o camilla y muy relajada (y… ¡cuidado con las cosquillas!).

Lo único que necesitas son unas gotas de aceite corporal, para que las manos se deslicen suavemente por la piel: si quieres potenciar el efecto relajante del masaje, elige un aceite esencial de lavanda o romero, aunque puedes utilizar cualquier tipo de aceite hidratante, como por ejemplo el de Johnson’s Baby. Recuerda terminar siempre con un pie antes de empezar con el otro, el efecto será mucho mayor que si vas alternando.

Sujeta el pie con la mano izquierda, y empieza a masajear la planta con la mano derecha, manteniendo el puño cerrado y presionando con los nudillos, trazando pequeños círculos. Repite el movimiento por todo el pie, incluyendo el talón. A continuación, masajea la planta ejerciendo una ligera presión con los pulgares, mientras sujetas el pie con los demás dedos, de forma lenta y minuciosa, y cubre toda la superficie del pie, sin dejar ninguna zona sin masajear, e insiste en el tobillo.

Ahora llega el momento de prestar atención a los tendones que recorren el pie desde el tobillo hasta los dedos. Utiliza los dedos pulgar e índice de la mano derecha, para recorrer cada uno de los tendones desde el principio hasta el fin, sólo una vez, y empezando por la base del tobillo.

A continuación, sujeta el pie con las dos manos, manteniendo los pulgares sobre el empeine y el resto de dedos sobre la planta. Masajea presionando ligeramente, haciendo que los dedos se toquen entre sí. Después, presta atención a cada dedo, empezando por el pulgar. Sujeta el pie con una mano, y empieza a masajear la base del pulgar haciendo la forma de un tirabuzón, hasta llegar a la punta, y tira suavemente de él. Repite el movimiento con el resto de los dedos.

Para terminar, deja descansar el pie entre tus manos, apoyando una palma sobre el empeine, y la otra sobre la planta, y aguanta unos segundos. Repite con el otro pie, y… ¡listo!

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